Opinión

Chile, estallido social e imagen exterior

El estallido de la crisis social y política que se vive desde el 18 de octubre (18-O) a la fecha en Chile es inédita. Esto debido a la crudeza y virulencia de cómo se ha manifestado esta protesta en el país que era considerado el modelo del capitalismo neoliberal moderno. Días antes a este estallido social el presidente Sebastián Piñera se ufanaba en un matinal de TV, Mucho Gusto Mega, en el sentido que: “Nuestro país es un verdadero oasis” dentro de una América Latina convulsionada, el país con mayor estabilidad política y económica de la región.

Lo que se inició por el alza de 30 pesos en los pasajes del metro y del transantiago en la capital, motivando la evasión masiva de estudiantes de la enseñanza media, se convirtió en un cerrar de ojos en la denuncia: no son “30 pesos, son 30 años” de desprecio y arrogancia de la élite hacia el mundo social; de injusticias políticas; de irreconciliables y extremas desigualdades; de marginalización e invisibilidad de importantes sectores de la sociedad chilena; de mal trato laboral; de violación –para muchos “sistemática”– de los DDHH y laborales; de pensiones indignas; de un sistema educacional casi enteramente privatizado; de un sistema de salud absolutamente segregado y; una Constitución engendrada en dictadura.

En este largo período de más de 46 años, una ínfima parte de la sociedad chilena se ha enriquecido ilimitadamente –-apropiándose en los últimos años de la dictadura de Pinochet de las grandes y rentables empresas del Estado pagando por ellas un valor irrisorio– constatándose un empobrecimiento y luego endeudamiento creciente de mayoritarios sectores sociales. Según antecedentes entregados por diversos especialistas, el 1% más rico se queda con el 26,5% de la riqueza; el 10% más rico se apropia del 66,5% y el 50% de los hogares chilenos accede al 2,1% de la riqueza.

La sociedad chilena exige sin contemplaciones un giro del modelo económico, el fin al rentismo, a la especulación financiera y a las descaradas ganancias de los bancos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), de la salud privada de las ISAPRES, del lucro en la Educación y Universidades, entre otras innumerables medidas que debieran haber realizados en las décadas anteriores, como un nuevo Código Laboral, fin a la privatización del Agua, cuidado con el medio ambiente etcétera.

Para salir de la actual crisis se hace necesario iniciar la transformación de la matriz económica hacia una matriz productiva y, en lo inmediato atender las demandas de una Agenda Social sustantiva en donde el foco esté puesto en cambios estructurales en los ámbitos más requeridos por la movilización social y, que no han sido atendidos por décadas. En este intertanto la economía chilena es observada con preocupación por los inversores externos y, se da por hecho, que afectará el desarrollo y crecimiento del país.

La imagen exterior del gobierno de Chile

El presidente Piñera es el que ha dirigido la política exterior del país dejando en un discreto segundo plano a la Cancillería. En el inicio del gobierno Piñera II y dando cuenta de un “cambio” de ciclo de los gobiernos de la región, Piñera intentó erigirse como una figura clave de la derecha conservadora del continente. En el terreno de las alianzas regionales el presidente Piñera ha tenido un acercamiento sustantivo a la administración del actual gobierno brasileño del controvertido presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

Su adhesión a la iniciativa de crear un nuevo organismo regional denominado “Para el Progreso de Sudamérica” (Prosur) en contraposición a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y, con el objetivo político de sacar réditos al interior de la política externa e interna chilena con el tema de Venezuela, venezolanizó todo tipo de controversias. La actual administración de la política RREE ha estado marcada por una profunda improvisación. A esto se suma que, durante el 2018, Chile no suscribió el Pacto de Escazú, pese a haber sido promovido por el país, y luego se restó a aprobar el Pacto Mundial sobre Migración y, a principios de este año junto al presidente de Colombia, el de Paraguay y el presidente auto designado Guaidó de Venezuela, protagonizó en la ciudad de Cúcuta, frontera colombiana-venezolana la triste intentona de acorralar al gobierno del presidente Maduro todo lo cual termino en un total fracaso y descrédito de la política exterior chilena.

Chile era anfitrión de dos eventos internacionales de suma importancia: la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). que reúne a 21 economías de esta región, y la COP 25. Ambos encuentros internacionales debieron ser cancelados. La APEC postergada para una fecha no definida y la COP 25 trasladada a la ciudad de Madrid-España. Las causas fueron que no estaban dadas las condiciones de seguridad para eventos de esta naturaleza.

El escenario de incertidumbre social y política, la pésima respuesta por parte del ejecutivo a las peticiones que dan origen al estallido social, la represión y violación de los Derechos Humanos ha dañado profundamente la imagen exterior de Chile y, por cierto,el pretendido liderazgo del presidente Piñera. Profundo impacto internacional provoca la violencia brutal de las fuerzas del orden, Carabineros de Chile. Hay más de una veintena de muertos, miles de detenidos, una cantidad numerosa de violaciones, miles de manifestantes reprimidos, muchos de ellos dañados en la visión ocular (más de 300 con la pérdida de un ojo y dos de ellos, absolutamente ciegos) debido del uso a mansalva de balines y bombas lacrimógenas y –para algunos– de una política sistemática de violación de los DDHH.

Organismo internacionales en este campo: como Amnistía Internacional, Human RightsWatch y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos-OEA (CIDH) han evacuado sendos informes denunciando estos atropellos y el uso indiscriminado de la violencia del aparato del Estado -–fuerzas del orden y militares– y haciendo un llamado a reformar profundamente la policía de Carabineros y a respetar los derechos elementales de los ciudadanos. Se espera con expectativa el informe de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los DDHH. Los ojos de la opinión pública internacional han estado puestos centralmente en el tema de las constantes y permanentes violaciones de los DDHH desde el 18-O a la fecha.

Cabe destacar que han habido muchas iniciativas innovadoras de protestar y denunciar las injusticias y las discriminaciones latentes en el país: una de ellas es la performance “Un violador en tu camino” del colectivo chileno Lastesis que con su crítica profunda a los violadores, represores, a las policías, a los jueces, al Estado y, en este caso en particular, al jefe de gobierno. Esta performance se ha expandido a numerosas ciudades del mundo en donde el movimiento de mujeres de esa naciones lo adapta y lo hace suyo: interesante exportación no tradicional chilena.

Contenido publicado en CatalunyaPress.

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