Opinión

Acuerdo Nacional: La Agenda Oculta

Por Eduardo Vergara B., Director Ejecutivo Fundación Chile 21.

Publicado en La Segunda

Con un guión repetido, el Gobierno implementó su estrategia sanitaria y comunicacional Covid-19 desde la soberbia y exitismo, con un posicionamiento desde el ejercicio vertical de la autoridad. Esta estrategia se intentó sostener hasta que el peso de los datos, la evidencia científica y la precariedad social, derrumbó todas sus pretensiones. 

Frente al rotundo fracaso está implementando ahora una nueva estrategia: un “acuerdo nacional” que permita sostener su gobierno socializando los riesgos y diversificando culpas. 

Pero no es en la voluntad de acuerdo donde reside el problema. El peligro está en que el Gobierno entendió que la única forma para avanzar en su agenda histórica del sector (baja de impuestos, desregulación ambiental, etc.) sería por medio de presionar al congreso para despachar el Ingreso Familiar de Emergencia junto con la agenda de reactivación. 

Y los riesgos son aun mayores, porque tenemos un presidente especialista en abusar de la letra chica, razón por la cual los proyectos de ley que ingresen a partir del acuerdo, deben ser legislados con sumo cuidado, atento a todos los goles que intentará pasar el gobierno por debajo de cuerdas.

Por eso valoro las declaraciones que realizaron bancadas de la oposición que firmaron el acuerdo: no serán un simple un buzón. Es clave articular un trabajo y una estrategia que permita contribuir a avanzar en despachar rápido el IFE para llegar a quienes más lo necesitan y legislar responsablemente los otros controversiales puntos del acuerdo

El costo de subirse al Titanic que conduce al gobierno es demasiado alto. No se trata solo de hundirse junto al oficialismo, sino que por sobre todo de abandonar a una ciudadanía que requiere y demanda cambios de fondo para poder enfrentar la pandemia y las demandas sociales que se verán incrementadas.

La oposición no debe permitir que las agendas ocultas sigan aumentando las zonas de sacrificio y la vulnerabilidad de algunos. Ser oposición responsable pasa por ignorar los cantos de sirena, no caer en la trampa de los acuerdos convenientes y construir alternativas de sociedad que sean no solo electoralmente atractivas, pero por sobre todo aplicables y efectivas en la práctica.